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Ballet Bazar

Curaduría: Diana Aisenberg

Microgalería 2023

 

Ballet Baazar

Curatorship: Diana Aisenberg

Microgalería 2023

 

Instalación - Videoholograma

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

 

Installation - Hologram Video

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

Ale Gabriel

Bailarina antena

Esculpido digital en 3D sobre base giratoria
12 cm x 12 cm x 20 cm - 2023

Aerial dancer

3D digital sculpture on rotating base

12cm x 12cm x 20cm - 2023

Ale Gabriel

Bailarina Orgía

Esculpido digital en 3D sobre base giratoria
12 cm x 12 cm x 20 cm - 2023

Orgy Dancer

3D digital sculpture on rotating base

12cm x 12cm x 20cm - 2023

Ale Gabriel

Bailarina Ruleta

Esculpido digital en 3D sobre base giratoria
12 cm x 12 cm x 20 cm - 2023

Aerial dancer

3D digital sculpture on rotating base

12cm x 12cm x 20cm - 2023

Ale Gabriel

Instalación - Videoholograma

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

 

Installation - Hologram Video

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

Ale Gabriel

Still Video - Instalación - Videoholograma

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

 

Still Video - Installation - Hologram Video

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

Ale Gabriel

Still Video - Instalación - Videoholograma

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

 

Still Video - Installation - Hologram Video

230 cm x 230 xm x 230 xm

2023

Ale Gabriel

El final no existe - Magdalena Testoni

 

Sobre Ballet Bazar, de Ale Gabriel, curada por Diana Aisenberg en microgalería.

 

Ballet Bazar es una puesta al día de lo clásico en un lenguaje cyborg. 

La definición más fácil de encontrar sobre lo clásico dice que es aquello digno de ser imitado. ¡Qué dignidad! Es lo ejemplar desde donde se multiplican las traducciones que se hacen sobre las cosas desde una mirada personal. La multiplicación, tan bienvenida por estos días, que deja en el camino el intento de unicidad que podemos reconocer en creadores de siglos anteriores, donde cosas como el éxito o el canon tenían más sentido que ahora. 

Si ese intento está quedando en el pasado, lo que toma el presente desde el futuro es la conjunción de lo orgánico con lo tecnológico que habita lo cyborg.  

Y, en el sentido de lo múltiple y la repetición (siempre diferente, nunca igual, ¡cada una tiene su personalidad!), lo cyborg le genera un doblez a lo doble o, mejor dicho: es el papel desplegado con todas las marcas de las veces que fue doblado. No hay una separación entre lo orgánico y lo tecnológico, es una coordinación, como eso que hace la Y entre dos palabras y que tan bien representa en su signo visual. Porque la Y visibiliza la marca, no la opaca ni la maquilla. Genera convivencia, es decir, genera tensiones. Poner en foco la tensión es escuchar qué palabras se usan para describirla. Las palabras que usamos y las que dejamos de usar le dan un marco al problema.

Habría que aprender a patinar sobre las tensiones, desplegar nuevas bases de datos. Así, entra en juego la perspectiva, desde dónde miramos. Si se mira al ras puede cortar, como el dedo sobre el ventilador de la sala que proyecta la danza. Detrás de él vemos la misma danza, esta vez sobre un acrílico traslúcido, custodiada a los cuatro lados con algunos bailarines corporizados en esculturas. Lo que emerge es una multiplicidad de perspectivas sobre una diversidad de plataformas. La composición del ballet las aúna. La danza comienza y va de un lado a otro, de un aparato a otro. Y una puede recorrer la sala y girar, orgánicamente, entre la tecnología de un recorrido distendido. 

Los personajes que bailan y circundan la sala nos recuerdan a otros que conocemos de exposiciones anteriores de Ale Gabriel, por ejemplo, una muy reciente en Quimera. Pero esta vez, hay algo más extraño, es la luz, el tono del color y la música que acompaña. El mundo ya no es todo color rosa, ahora es negro. Este ballet de sótano tiene ecos de luz titilante y brillos de látex. Si las señoras toman el té antes de ir al Colón a ver ballet, acá las señoras transforman el ballet en tetera. Al correr el telón de la entrada se ingresa a un cuarto oscuro y esto propone un nuevo ánimo para ver la obra de Ale: la sensación de la inminencia sexual. 

Quizás esto se extravía de la precisión con la que cada objeto fue pensado, creado y ubicado en el espacio. El otro lado de la moneda, el lado oscuro que no se ve, pero que estuvo presente muchas veces, en otras obras, me arriesgo a decir que en todas. ¿Quién da vuelta la moneda? ¿Es el artista o es nuestra intuición? Si pensamos en las palabras que enmarcan las tensiones presentes en esta muestra, los personajes que danzan se llaman: Ano, Orgía, Ruleta… Ya mencioné que fueron vistos, pero como cyborgs que expanden sus capacidades, esta vez les crecieron piernas que revolean con sensualidad extravagante. Para el arte, para lo clásico, para el humano: ¿Existe acaso una forma definitiva y final?

 

Célula madre - Francisca Amigo 

Sobre Ballet Bazar, de Ale Gabriel, curada por Diana Aisenberg en microgalería.


Lo animado es lo dotado de vida, dícese también lo animado es aquello provisto de movimiento.
Debe haber algo o alguien que anime para que algo o alguien se anime. La animación supone un
movimiento sostenido.
Otra acepción de lo animado es aquello dotado de alma. La discusión sobre cuerpo y alma retorna
con la sutil distancia entre loop y repetición.
Superficies pulidas y colores brillantes giran y giran y giran sobre sí mismas. El holograma ejecuta una
coreografía infinita de coordinación perfecta, pervierte el movimiento y customiza los cuerpos.
Animados de idéntica estructura y customizables uno con la pierna de otro y otro con el bracito de
uno. Así se mantienen vivos adelantando el próximo movimiento.
La imagen metabólica y la tecnología a su servicio, el pincel o el mousse en función del objetivo.
Distintos tipos de ruidaje hacen mover los cuerpos, la rumba, el ballet clásico, el simple caminar y las
órbitas imantadas de los bailarines.
El movimiento de caderas implica un movimiento político en la contracara de la ternura.
Todo se mueve en el mundo videojuego, plataforma infinita y una caja de música.
Cinta y loop: pasan las estaciones, pasa el tiempo. El loop se corta y la traslación se vuelve imposible.
GAME OVER. Sin peso, todo se sostiene en la luz sin ley de gravedad. No estamos tan lejos del
cuadro.
En el bazar convive casi lo que sea con lo que sea; entre los plásticos seriados se revela la maravilla.
Francisca Amigo.
Ballet Bazar de Alejandro Gabriel,
con curaduría de Diana Aisenberg.
Ciclo de muestras KDA en microgalería.
Octubre


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